LA PEÑA NOS TIRA PIEDRAS 38 "Éramos pocos y parió La Bruixa"

-¿Seguro que es en SAn Siro?
-Seguro Merlín. Nos encontramos en el trayecto hacia Milán, a Ponce y Antoñito. Ellos nos confimaron que el Gran Torneo se celebraba allí.
-Qué agradables ese par de Jobits. ¿Supongo que para agradecerles la información los llevasteis a bordo de la Caja de Pandora?
-No quisieron subir a la furgo. Ponce dijo que la Volkswagen VWT1 era una mierda, que el diseño estaba desfasado y que él no era un hippie de esos, que preferían ir andando,
-Jejeje, siempre están igual, estos Jobits son la leche.
-Por cierto Mago, aquel día no le dimos las gracias por indicarnos donde había dejado la ladrona nuestra Pandora. Fue tanta nuestra ira, al salir de la gasolinera y no encontrar la furgo, que nuestro único objetivo era acabar con aquella guarra. Jamás nadie se atrevió antes a abrir a Pandora sin nuestro permiso.
-Gracias a vosotros Jinetes. Sin vuestro auxilio, seguro que hubiera fallecido en aquel camino. Además, habeis cumplido con la promesa de avisarme en el momento en que supiérais el paradero de esos canallas.
-Lo extraño Merlín, es que La bruixa no saliera en busca tuya.
-Supongo que esos traídores la engañaron, y le dijeron que no me vieron. Aunque...
-¿Qué pasa Mago?
-Que nuestra relación ya estaba deteriorada.
-¿Te enteraste que se beneficiaba al Cartero?
-No es lo del Cartero, no. La idea del cartero fue mía. Yo ya no podía ofrecerle el sexo que ella necesitaba y le dije que se buscara un amante.
-¿Entonces?
-Hablo de amor. Creo que La Bruixa ha estado siempre enamorada de otro, de un amor inconfesable y a la vez prohibido. Ella , en estos años de convivencia me ha tenido mucho aprecio, pero creo, que ya llegó el momento del cual siempre me avisó.
"Merlín, tras tu escapar de la llamada de la luz al final del túnel,
perderás por siempre mi compañía, pues yo, tras una épica batalla,
acabaré rendida a los brazos del hombre de quien siempre me sentí amada"
-Lo sentimos Merlín.
-Cuando regresé a su casa después del íncidente de aquella noche, y vi que ya no estaba, comprendí que ya todo había acabado entre nosotros.
-De verdad que lo sentimos.
-Aunque mucho peor resultó para el Cartero y el hijo que tienen en común.
-¿Un hijo?
-Exacto. Al día siguiente de la marcha de La Bruixa , informé al Cartero de su huída, para que ya no fuese a casa a satisfacer los deseos sexuales de ella. Tras escuchar mis palabras, las lágrima se apoderaron de él, y en un momento de debilidad, me confesó que en una noche de excesivo alcohol y sexo, se quedó embarazada de él. Aunque ella le negó siempre la maternidad de aquella criatura, el Cartero jura y perjura que el niño es de ella, que por eso no quiso hacerse la prueba de maternidad.
-¿Pero si estaba embarazada, algo le debió notar?
-Claro. Yo le pregunté por el crecimiento de su barriga, pero ella se excusaba diciéndome que era por la cerveza y un problema pasajero de retención de gases. Además, ella guardaba siempre su bola de cristal debajo de su refajo, y claro, al dejar de practicar sexo con ella y no verla nunca desnuda, no me fijé más en el volumen de su barriga.
-Y ese niño ¿Tiene algún poder especial?
-Nació con una escoba tatuada en la frente.
-¿Una escoba?
-Exacto. Una escoba con palo de madera de fresno ultrafino y cedras de adamatium.
-¿Adamatium? ¿Ese no es el material del que están forradas las garras de Lobezna?
-Cierto. El Cartero es su hermano.

Manniken